The Adaption to my Generation
Bruno Marcos
Otra cosa irritante relativa a las generaciones es que, últimamente, se ha fabricado la idea de que los individuos tienen que parecerse a su generación en lugar de que las características de los individuos la formen.
Jonathan Keller titula su web The adaption to my generation y, realmente, la ironía del título debe ser la única cosa inteligente del proyecto. Lo que Keller nos muestra es un masoquista ejercicio de purificación en el que pasa del anonimato mundial a la inexpresividad más inmensa, como si pertenecer a su generación fuera trascender a la fama planetaria de las cosas sin alma. Él lleva desde 1998 retratándose a diario y colocando esa foto en internet. El proyecto se llama Daily photo project
Dice: “Acababa de comprar una cámara digital. Era bastante cara. Michelle, mi novia, me preguntó por qué la había comprado y qué iba a hacer con ella. Le expliqué. Ella me preguntó si iba a usarla cada día con tono sarcástico y le dije sí, resuelto a hacerlo. Ahí empezó el proyecto”. Enseguida desmiente la broma –cosa que no creemos- y cuenta que originariamente pensó este proyecto focalizando las diferencias que uno puede ver en sí mismo, día a día. Cuenta: “El proyecto creció y creció. Empecé a notar los cambios a largo plazo paralelos a los de corto. Estos cambios serán mayores y mayores cuando el proyecto tenga 20 o 30 años más. Estoy mirando hacia el fin. Hay días en que es más difícil tomar la foto, pero siempre quiero hacerlo. Pienso seguir toda mi vida.”
Algunos visitantes de su web le dicen cosas como que en algunas fotos, algunos días, se parece a Richard Gere y, otros veces, a Depardieu. Otros, más incisivos, le preguntan si se ha inspirado en el personaje de Harvey Kietel en Smoke que, desde su estanco, hacía algo parecido. Él, casi tan indolente como en sus más de dos mil fotografías, contesta algo así como que vio la película hace poco y la vería miles de veces. Está obsesionado con la cantidad.
El autorretratista infinito ha logrado reconocimiento mundial gracias a la cadena de televisión japonesa que lo presentó en uno de sus programas. Allí comentó: “No miro fotologs. La gente me envía links, miro algunos, pero a otros no les presto atención. Me aburro con las fotos que son usualmente sólo diversión de la persona que las toma o la gente que está en ellas. No quisiera considerar mi proyecto como cualquier otro fotolog”.
No sabemos el fin de esa obsesión sistemática. No sabemos si es un tarado persistente o es un fashion victim de alguna política museográfica que manará en forma de beca a un work in progress cualquiera; o si, más osado, intenta penetrar en el olimpo del hit parade de los mass media globales. Lo cierto es que no ceja en su despliegue antinarciso, donde más que fijar el paso del tiempo -coartada clásica- este individuo pretende espesarlo, adensarlo, en una agobiante asechanza a la economía de la imagen. Su escuálida argumentación conceptual es lo que le hace más peligroso. Podríamos decir que aquí se desarticula la magia de la sobrexposición en su inutilidad, su improductividad. Ese retrato neutro que lo conduce a un éxtasis nihilista despoja al retrato de la capacidad para comunicar personalidad o estado de ánimo.
Lo realmente excepcional es no haber cambiado nada en siete años, ser tan igual a sí mismo. Horrible.
8 Comments:
Si realmente hubiera cambiado algo su ego ya no hubiera hecho más fotografías.la tortura del ego.Si Freud volviese le haría sólo una foto
No será una forma de buscar inútilmente la inmortalidad
qué belleza.Tempus fugit
otros retratan su grafía en el blog,su alma y su ego.Distintas formas de sentirse vivo.
Una sonrisa por favor!
fotEGOgrafía
blEGOgrafía
para cuando un artículo de Trapiello
Publicar un comentario
<< Home